miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una tormenta cualquiera.

Iba tan rápido como podía, el camino era difícil, el viento estaba en su contra y cortaba contra su cuerpo, las gotas de agua parecían ser gigantes y golpeaban con tanta fuera como podían, en la bajada siguiente aumentó su velocidad y el viento elevó sus cabellos hacía atrás, era muy libre, la tormenta empezaba a hacerse más fuerte y veía a su acompañante que al parecer ya no soportaba más el frío intenso que invadía sus cuerpos en cada pedaleada, pero ella no podía sentir ese frío, era tan feliz y su sonrisa tan espontanea, en su pecho el calor era más fuerte, las cosas ahora eran diferentes, sabía que de todas maneras tendría que volver y cuando lo hizo, seguía siendo libre a pesar de que estaba regresando cabizbaja y resignada, ese sentimiento que tanto odió siempre... para volver a estar en la misma cabaña inexistente que no encuentra ya más.

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